Novela : El Cuarteto de Aleandría : Clea
Autor : Lawrence Durrell
Año : 1960
Editorial : Edhasa
Sinopsis :
JUSTINE, BALTHAZAR Y MOUNTOLIVE son tres dimensiones del mismo mundo alejandrino, de la misma ilusoria realidad. Clea, en cambio, es la secuela que proporciona una dimensión temporal. Mnemjian, el abrbero, llega a la isla, portador de un mensaje de Nessim. Darley regresa a Alejandría. La Ciudad está en plena guerra. Pero Clea, casi desconocida, lo aguarda. Así se cierra el cuarteto ; con una historia de amor paralela, en cierto modo, a la historia de la creación artística. Concluye, como una sinfonía, para anunciar el múltiple y eterno despertar del universo heráldico, en el que también el lector participa: pues, como afirma Pursewarden, "el lector es el poeta, todos somos poetas; la estatua debe desprendrse del torpe bloque de mármol que la aloja y empezar a vivir" .
Crítica Personal:
El inicio de la novela dá con muy buen pie, representa éste, el desenlace definitivo de la tetralogía, de toda la historia completa, aquella que abarca las emociones, sentimientos y negocios que se formaron en las anteriores. Narrada una vez más (tal como ocurre en "Balthazar") por Darley; quién en primera persona relata todo lo que acontece a su alrededory eso incluye los famosos "Flashback" que saca a relucir una que otra graciosa escena desarrollada en un particular escenario. La novela me encantó y es la mejor según mi propio criterio. La capacidad de "Clea" para capturar cada momento y hacerlo imborrable dentro de la memoria del lector como un tipo de sello permanente fuera de toda caducación es increíblemente devastadora. Personajes como Mnemjian y Hamid; el primero recordandome a un generoso jorobado tipo "Notre Dame" pero con mayor porte, y el segundo, a un cíclope altruísta y servicial. Otros como Maskelyne y Telford me causaron un tedio insuperablemente vacuo. Prestar atención a las profundidades de la novela, navegar por sus saturadas aguas y disfrutar del viaje es lo que se hace en un tipo de literatura como ésta.
El Personaje protagonista de esta sección resulta ser "Clea" y como evidentemente el título es directo a su presencia y memoria, es ella la que resalta durante toda la novela. Me encanta Clea; esa pintora de cabeza dorada y piel de porcelana que conserva no sólo la belleza intacta de las formas acuarelas pinceladas, sino también el templado sentido del humor que la caracteriza durante toda la novela. Su relación con el narrador (Darley) cobra bastante fuerza a medida que avanza, durante su desarrollo se crea un vínculo lo suficientemente fuerte pero inestable a su vez que los une irremediablemente. A diferencia de sus 'contrapartes' Justine y Nessim; quienes desembocan en tristes y patéticas figuras luego del desastre en el que se involucraron durante la conspiración política que los arrojó a la perdición. La primera, ahora convertida en una especie de buitre o cuervo cadavérico dentro de su encierro de cuatro paredes que impresiona a Darley, y el segundo, en un tipo pusilánime y desganado al que sólo la presencia de la niña puede devolverle el aguijón de hemoblogina que notablemente ha perdido luego del rotundo fracaso ya antes mencionado. En cuanto a Balthazar, Pombal y Mountolive; los tres representan el término medio de la novela; el primero, el famoso médico que ha caído en un espiral de enfermedad curable e inestable hasta su tan deseada y esperada recuperación, el segundo, poeta francés dolido por las secuelas de la guerra y la llegada de un nuevo y tormentoso amor y el tercero, con una participación menor debo decir, en revivir los fragmentos de su vida y si es posible, reanudarlos con su amada Lisa Pursewarden; aquella ciega de cabello teñido de negro azabache que desesperadamente desea dejar un legado que le rinda la necesaria y merecida justicia a un hombre como lo fué excentricamente en vida; Pursewarden. Figuras como Amaril y la Virtuosa Semira en compromiso de bodas y demás, no hace más que brindar felicidad a la historia y una demostración al lector que revela que las barreras de la mente pueden ser derrocadas, claro está, sin la ayuda de Clea en la restauración de la nariz femenina, éste cuento de hadas no hubiese podido continuar de manera célebre. El periodista Keats; de cuerpo musculosamente bronceado, patas de gallo y cabello gris canoso revela un matiz de gran cambio que Darley no se llegó nunca a imaginar. Odié por intérvalos cortos la postura cínicas y petulante del periodista en curso y presiento que lo llegó a hacer Darley también. Personajes como Melissa, Leila, Naruz, Scobie y Capodistria aún desde el otro lado de la tumba, siguen existiendo y cobran vida en el alma de cada personaje en vida y del lector mismo, llenando espacios vacíos con sus espíritus incandescentes.
La historia de amor entre Darley y Clea a pesar de no suscitar envidias certeras, si tambalea por los arranques de volubilidad a la que se someten los artistas, sobretodo cuando se encuentran en plena exposición de sus más recónditos sentidos (aunque el en caso se Clea, esta medida no llega a profundizar o al menos la llega a controlar muy bien) . Si nos fijamos mejor, Darley quién se involucró de diversas maneras con las tres figuras femeninas de mayor relevancia en la historia: Melissa, Justine y Clea (y en el libro, las tres se mencionan) no experimentó esa sensación de profundidad irresistible con dos de ellas, a diferencia de con la última; vívido y apasionante destino en lo hondo del mar cristalino y lago azúl de los sentidos. Las Naranjas simbolizan la fruta del destino, el otoño la estación marcada por el mismo y la melancolía, el sentimiento que perdura durante toda la novela y que junto a su prima-hermana: la nostalgia, provocan un definitivo despliegue de emociones perecederas. Las escenas del puerto, el reencuentro con la ciudad, la recuperación despues de la fatídica guerra, la convalecencia de los residentes, las heridas cicatrizadas del pasado, los accidentes inevitables y el asilo de todos sus personajes para emprender un nuevo rumbo que los conduzca hacia un destino menos trágico, comprenden el nivel de profundidad al que está sucumbida la novela y la prosa tan rica de la que goza.
El exilio y las emociones encontradas son pieza fundamental de la historia, cuando Darley se reencuentra con Alejandría y duda si reconciliarse con lo que queda de ella, o si patear los escombros que como rocas de sal ruedan hacia sus pies como revelación de un cruel azote producto de los estragos que dejó una cruda guerra entre naciones. Un nuevo personaje se adentra en las páginas del libro; "Fosca" (esposa infiel de Georges-Gaston) la protagonista de los sueños de Pombal y la dueña de sus desesperaciones, sus locuras y su mal insomio. Un poco triste y sentida la situación de ambos y la repentina partida de ésta lo es aún más. Reponerse ante las dificultades es algo que se aprende en este libro. Todos los personajes son tan humanos que posiblemente comparten trozos de pergamino de nosotros mismos sin darnos cuenta. La correspondencia de Pursewarden y su lazo especial de hermandad que comparte con Liza es estremecedora y el llamado de "Hermano Asno" en nombre de Darley fué tan gracioso que hasta al mismo personaje sacó una inusitada sonrisa durante su lectura. los festivos parroquiales, las reuniones callejeras, el sol resplandeciente traspasando ventanas y cortinas, las olas sal marina quebrantando los recuerdos, las visitas a Karm Abu Girg, los pasajes por Tatwig Street, las insondables llamadas del pasado con recado incluído, los payasos, bufones, duendecillos, gnomos y malabaristas con camellos en pleno rodeo nocturno, las naranjas frescas, la larga cabellera rubia de Clea iluminada al sol del mar abierto en estaciones veraniegas mientras junto a Darley expresan su amor en forma acuática, la cabeza morena de Justine y la pizca de conservación y relativo humor que aún conserva junto a Nessim, la intempestiva tragedia que sacude a Pombal y a toda Francia, el santuario en honor a Scobie, los recordatorios muertos de risa y la complicidad que casi termina en tragedia dentro de un trío amistoso y genuino (Darley, Clea y Balthazar) La complicidad del Sol y la Luna, el aire caluroso de El Cairo en Egipto, los experimentos de Capodistria con un barón de rango junto a un turco creando espíritus proféticos conocidos como "homúnculos" en botellas de vidrio que a mi me parecieron tales refugios de "campanita" al estilo gótico de "Peter Pan" ; Un Rey, Una Reina, un caballero, un monje, una monja, un arquitecto, un minero, un serafín y por último; dos muy especiales de especias de genio color azúl divino y rojo sangre; el primero espiritual y frescamente angelical y el segundo demente y perversamente aterrador, ambos representando lo que es a mi parecer una especie de "Ying & Yang" hermandad contradictoria y apocalíptica. "Clea" es el personaje más fresco de toda la novela y su tetralogía y mi preferido sin lugar a duda. En este volúmen final, la presencia de Justine me cayó mucho mejor y su digno reestablecimiento en que recupera su figura de la mano de Nessim y acompañada de Memlik es alivio para los fanáticos de la amiga morena de Clea. Hacia el final, cada personaje se encamina hacia nuevos destinos: París, América, Suiza , etc.
NOTA : CLEA ES SORPRENDENTE Y SU RELACION CON DARLEY AL QUE CONVIERTE EN HEROE TRAS HALLARLA CERCA DE LA MUERTE EN LAS PROFUNDAS AGUAS DE LA ISLA REPRESENTA EL MOMENTO DE MAYOR TENSION DE LA NOVELA ENTERA.
PD : MIS ESCENAS FAVORITAS DEL LIBRO LAS PROTAGONIZARON LA QUERIDA PAREJA ; DARLEY Y CLEA DURANTE SU RETIRO VACACIONAL EN LA ISLA DE NARUZ Y UNA DE LAS CONTADAS EN LA PRIVACIDAD DE AMBOS , ESO INCLUYENDO LA APARICION DE CLEA EN PLENA CAFETERIA.
Puntuación : 10 / 10
"Clea" cuarta novela de "El Cuarteto de Alejandría" de Lawrence Durrell, consta de 3 partes y 14 capítulos para leer en 2 días. (Leída el 18 de Septiembre del 2017)
Libro : Clea ( 1960 ) " Hay una forma de perfección que consiste en adaptarse a las aptitudes de uno mismo en todos los planos " . Autor : Lawrence Durrell
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