Novela: Las Arenas Del Tiempo
Autor: Sidney Sheldon
Año: 1988
Editorial: Emecé Editores
Argumento:
Las arenas del tiempo es la nueva gran novela de Sidney Sheldon. Aparece simultáneamente en la Argentina y en los Estados Unidos, dónde su condición de best seller número uno está asegurada por una primera edición de ochocientos mil ejemplares y una inversión publicitaria que alcanza el medio millón de dólares.
La acción se desarrolla en la España desgarrada por los atentados de fanáticos terroristas vascos, liderados por Jaime Miró, y la feroz represión que lleva a cabo el colonel Acoca, del ejercito español. En medio de una lucha casi personal que se entabla entre estos dos hombres, cuatro monjas se ven de pronto arrancadas de su convento de clausura. Amenazadas por un mundo hostil, que habían abandonado voluntariamente largo tiempo atrás, se ven obligadas a sufrir toda clase de experiencias, que Sidney Sheldon describe con el talento narrativo que lo distingue, en forma verdaderamente magistral.
Crítica Personal:
Es la tercera novela del autor en la que me sumergo y debo recalcar que ha sido la más disfrutable de las tres, la de mayor adrenalina tal vez, relacionando hechos históricos (según lo investigado, muy criticado debido a la gran cantidad de imprecisiones con respecto a España, su cultura, gastronomía y acontecimientos) y mezclarlo con una ficción bastante profunda, en la que el lector rara vez se aburrirá. El personaje principal; Jaime Miró. El héroe vasco, terrorista y asesino para el gobierno español por su rebeldía e insubordinamiento, es capaz de inspirar hasta un elevado respeto, dignidad y admiración por parte del lector debido a su lucha por lo que cree, puede parecer frenética su causa, pero el apasionamiento con el que lo dirige es digno de coraje y gallardía. El líder de su revolución y su grupo de aventureros le dan emoción a la historia; si contamos con Ricardo Mellado; hombre blanco, atractivo, alto e independiente, Félix Carpio; hombre corpulento, de barba y afable, Tomás Sanjuro; otro hombre de causa, rebelde y aguerrido y Rubio Arzano; hombre moreno y atractivo, fiel, justo, guerrero y generoso. Los cinco hombres desatarán una aventura desde que inicia la hasta su fín, no en la misma dirección y del mismo modo y no todos sobrevivirán.
Por el lado inverso, se nos presenta el convento cisterciense de observancia estricta en Avila, dominado por la reverenda madre Priora Betina, setentona, enérgica y justa dentro de lo que cabe porsupuesto, pero no dictatorial, un personaje peculiar sin duda pero nada comparado con las cuatro "monjas" de dicho convento. Empezamos con la "hermana" Lucía Carmine, una joven italiana bella y de cabello oscuro, determinada y sensual, que la llegada al convento representa un mero escape descarado a su vida de excesos y promiscuidades, cuyos votos hacia Dios no son mas que mera hipocrecía y es en realidad una ladrona cínica buscada por la policía, criminal en fuga y quién sabe cuantas cosas más a medida que avanza la historia, pero simpática, carismática, con buen sentido del humor y de agradable apariencia y personalidad. Seguimos con la más vieja de las cuatro, la hermana Teresa DeFosse; una sesentona de apariencia no muy agradable a la vista, casi "fea", pero con el increíble don de la voz, un talento indiscutible y una voz que despide una melodía tan suave y preciosa que rivaliza con los cantantes más sofisticados, pero recluída en una cárcel, absurdamente fanatizada, pusilánime y demás, debido a sucesos decepcionantes de su pasado. La tercera hermana del grupo se nos presenta como Graciela Pinero; una joven treintañera, de cutis color oliva, ojos profundamente negros, cabello oscuro y proporcionada de una belleza tan descomunal y espectacular (la más hermosa del grupo) que hace dudar de que la hizo convertirse en monja cuando puedo haber sido una estrella de cine, pues durante toda la novela se le describe como la portadora de una belleza cautivadora y asombrosa; inocente y maravillosa, lamentablemente con una pasado trágico y traumático, digno de compasión y lástima. La cuarta y última; Megan, la más joven, veintiañera, rubia, de cejas y ojos azúles, de carácter astuto y dévoto, de agradable sentido del humor y muy hábil para la aventura, abierta y decidida, ansiosa en la busca de respuestas sobre quién es, que representa y hacia dónde va, una resolución que la atormenta no poder descifrar..hasta ahora. Estas cuatro mujeres le dan el toque definitivo a la historia, que sin ellas, la novela sería puramente una guerra fría y glacial.
Ambos grupos se encuentran tras azares del destino, y son presa de una persecución animal, incesante y despiadada. El primer ministro Leopoldo Martínez, quien lidera las acciones administrativas para la captura de Miró y sus aliados, el coronel Ramón Acoca; director del GOE (Grupo de operaciones especiales) sanguinario, temible y despiadado militar con cicatrices en la cara que encabeza el comando y su desesperada obsesión para con la organización OPUS MUNDO y su deseo ferviente de ser miembro y fanático fiel a las conductas de Franco. El coronel Fal Sostelo; igual de despiadado. Primo Casado (Director general de seguridad) y Patricio Arrieta, uno de los lugartenientes que participa en la búsqueda de las monjas. Durante todo el recorrido de la historia, es evidente que estos personajes representan a los villanos, los malos, los detestables y a los que el lector nunca querría ver triunfar bajo ninguna circunstancia. Ciertas figuras secundarias pero con suficiente tela como para recordarlos se nos presentan en el libro, tales como el ladrón de baja categoría Miguel Carrillo, cabello rubio y ondulado y rostro angelical pero podrido por dentro, ingenioso y ponzoñoso. Dolores Pinero (La promiscua e irresponsable mala madre de Graciela) y la cantidad de "tíos" que sumerge en su cama cada noche, enfatizando al "Moro" un moreno grande y fuerte que marca la vida de Graciela. Angelo Carmine (El mafioso sofisticado padre de Lucía) y sus dos hijos; Arnaldo y Víctor. El juez Giovanni Buscetta y Benito Patas (éste último guardespaldas de Carmine) son dos piezas en la que Lucía desatará su sed de venganza que la conducirán al famoso convento cistercense. Amparo Jirón (fastidiosa amante nocturna de Miró que no simpatiza con la presencia de la hermana Megan), pelirroja, blanca y voluptuosa. Monique DeFosse (hermana menor de Teresa, muy bella y llamativa pero egoísta y superficial). Raoul Girardot; probablemente el hombre que causó mayor impacto en la vida de la hermana Teresa y responsable de su trauma. Mercedes Angeles (directora de un orfanato), Milo y Ellen Scott (Presidentes de las industrias Scott y ésta, una de las empresarias norteamericanas de mayor reconocimiento a nivel mundial) y un cura de nombre Berrendo, últimos cuatro personajes que podrían armar el rompecabezas cuando se trata de revelar la verdadera identidas de la hermana Megan.
La novela sin duda alguna, es muy entretenida, aunque según fundamentales fuentes es bastante imprecisa y carece de conocimiento histórico en todo lo que rodeó la política española en aquella época. Ahora, fuera de todos aquellos posibles errores, la historia es disfrutable meramente como ficción pura, especialmente cuando se conocen detalles del pasado de cada una de las monjas del convento. Llegas a odiar a Teresa por su pusilanimidad y fanatismo, simpatizar con la descarada Lucía por su coraje y sentido del humor, admirar el espíritu de luchadora hábil y astuta de Megan y hasta recrear el rostro asombrosamente hermoso y cuerpo núbil de la hermana Graciela, sin duda el personaje símbolo de belleza perfecta de la novela, deseada y evocada por hombres y hasta reconocida por sus compañeras. El personaje de Jaime Miló llega a despertar admiración por parte del lector, a sabiendas que es un terrorista sin límite con sed de venganza, pues no deja de ser un hombre justo y hasta con cierto sentido del humor similar al de Lucía Carmine. La historia juvenil de la hermana Teresa me dió mucha pena, así como insatisfacción me produjo el final de la hermana Graciela (mi favorita), personaje cuya inmensa belleza es recalcada por todos los que se toparon con ella, desde la hermana Lucía, Teresa hasta cualquier extraño del sexo masculinos de la novela, incluído Ricardo, como para terminar escondiendo el don que naturalmente se le otorgó. La imaginación de la hermana Megan que es de admirar y hasta resulta conmovedora así como el rechazo que es fácil sentir por un personaje tan vulgar y desagradable como Amparo Jirón. La historia es interesante, seguramente no la mejor, pero si bastante aceptable, con un río de aventuras amorosas entre terroristas rebeldes patriotas o nacionalistas y monjas de buen parecido, mayor o menor y no tan monjas en su interior. Los escenarios naturales son descritos de una manera bella y sútil.
Puntuación: 9,4/10